Marisa me miraba desconcertada. Como si yo la hubiera decepcionado.
Se levantó de su asiento, y con mucha calma, se sentó junto a Liam. (claramente ''marcaba su territorio'')
A partir de ese momento lo único que deseaba era largarme. Para ser sincera, si no hubiese habido un niño de por medio, le habría seguido el juego. A ver quién sale ganadora.
No imaginan lo incómoda que me sentía: cada vez que hablaba, cuando reía o al mínimo movimiento que yo hacía, ella fijaba su mirada en mí, como una espada de doble filo. No aguantaba más.
-Marie, me voy a casa.
- No... ¿Pero por qué?- ella se lo estaba pasando muy bien.
- De verdad lo siento. Pero no tengo por qué aguantar esto. No quiero.
Me despedí de todos y me dirigía a la puerta cuando uno de los presentes se acercó.
- Liam no disimula, ni delante de Marisa.- dijo Carlos, uno de los amigos de Marie. (Con el tiempo nos hicimos buenos amigos).
Puse como excusa, que tenía trabajo al día siguiente.
-Voy por tu abrigo- dijo Liam mientras caminaba por el pasillo.
Fui detrás de él.
- ¿Qué pasa?- me preguntó mientras abría el armario de la entrada.
No dije nada, solo me quedé mirándolo fijamente.
- Entiendo, pero es muy tarde. No deberías irte sola. Mejor yo...
Antes de pudiera decir nada más, Carlos ( el amigo de Marie), le interrumpió.
-No te preocupes, Yo la llevo a su casa.-y le quitó mi abrigo de las manos.
Salimos de la casa. Hacía un frío tremendo.
-No tienes que molestarte, yo puedo tomar un taxi- él, me ayudaba a ponerme el abrigo.
- No lo es en absoluto. Yo también he de irme.
Carlos me llevó a casa. Sinceramente, no quería esta allí sola.
- Muchas gracias. Eres muy amable.
-No hay de qué, linda.
Subí a casa y vi que las luces estaban encendidas. Eran las 12 de la noche, ¿quién estaba en casa a esa hora?
Era Myriam, preparándose para salir.
- Ya veo lo aburrida que estaba la fiesta esa. ¿Estás lista? ¡ Vamos!
-¿A dónde?- pregunté mientras salíamos.( repito, no tenía ganas de estar en casa)
Unos coches nos esperaban abajo. Estaban todos nuestros amigos, solo faltaba Marie.
Fuimos a una discoteca de lo más elegante. Uno de los locales latinos más cotizados de la ciudad.
La pasábamos tan bien, que todos querían quedarse. Pero ya era muy tarde, así que decidimos irnos.
Estaba recogiendo mis cosas, cuando recibí una llamada de Gabriel.
- Tenemos que hablar. ¿ Dónde estás?- la música no me dejaba escuchar.
- Gabriel, ahora no es un buen momento.
Colgué el teléfono y nos fuimos a casa.
Pasé todo el día durmiendo.
A las 5 de la tarde me despertó una llamada.
- Desy( si, ese es mi nombre. Bueno en realidad es Desirée). Paso a buscarte en una hora. Tenemos que definir esta situación- Gabriel sonaba muy serio.
Oh no...¿Qué rayos hay que definir? ¿ No podíamos dejar las cosas como estaban?
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