La otra noche hablé con James. No imaginé que le echaría tanto de menos.
- Solo han pasado unos días y ya te extraño. Me hace falta verte sentada en el jardín... molestándome todo el tiempo...
- Oye yo no te molestaba- empezamos a reír.
- Dime, ¿como va todo por allá?
- Bueno, aun es pronto para novedades. Pero, debes saber que tengo una cita.
- Wao! Y solo hace unos días que volviste. ¿ Quién es él?
- Líam - respondí rápidamente.
-¿ Líam? ¿ Por qué sales con ese tipo?
No pude contener la risa.
- ¿ Acaso estás celoso?- pregunté.
- Ese no es el punto. Lo que pasa es que no entiendo. Tú no lo necesitas para nada. Deja eso.
¿ Cómo que deje eso? No soporto que me digan lo que debo hacer. Ni que lo insinúen si quiera.
- Oye, solo voy a comer con él. Además, tú y yo...
-... somos amigos. Lo sé- Eres mi mejor amiga y me preocupo por ti. Él no te conviene. Te dijo que se separó, pero piensa si a ti te conviene que te vean como culpable de esa ruptura.
Odio cuando James tiene la razón. Pero por ese motivo es mi mejor amigo.
Ayer acudí a la cita, con el fin de dejar las cosas claras.
Al principio todo iba bien. Charlamos de nuestras cosas, nos reímos en cantidad, pero a mitad de la cita su teléfono empezó a sonar. Una vez, y otra... y otra.
- Dame un momento, por favor.- dijo levantándose de la mesa.
Sabía que era Marisa, la madre de su hijo. Entonces pensé en lo que me dijo James. Tomé mi bolso y me levanté. Cuando me dirigía a la puerta le escuché decir '' estoy comiendo con unos amigos, en una hora estoy en casa''. Al verme se exaltó.
- Espera... aún no le he dicho...
- Tranquilo!. No tienes que darme explicaciones. Ya nos veremos.
Tomé un taxi y me fui a casa.
No soporto que James tenga la razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario