Páginas

sábado, 8 de septiembre de 2012

HOMBRERIEGA 3.0

En las últimas semanas me he sentido como una "chica de compañía".
He salido con tantos hombres, que casi no me lo creo.

Hombre numero uno:  Jesús, español.
El mes pasado recibí un mensaje mediante Facebook:  " Eres una de las mujeres mas guapas que he visto".
"Gracias!" respondí.
Minutos más tarde me escribió "Puedes agradecérmelo aceptando salir conmigo" y rechacé su invitación. Pero él no se dio por vencido y cada día me enviaba un mensaje. Al final acepté. De todos modos, no tenía nada que perder.
Ese día quedamos en el centro de Madrid, y allí estaba ese chico español con uno de los cuerpos más increíbles que he visto, y unos ojos verdes  que hacían perderse a cualquiera.

- Es imposible que seas aún más bella en persona- dijo expresando sorpresa.
- Gracias- le dije- pero no es necesario que me "hagas la pelota" (dar muela en buen dominicano)

Y entonces esbozó una gran sonrisa, dejando al descubierto una dentadura casi perfecta.
Aunque la velada fue muy agradable, no acepté las invitaciones posteriores... hasta la semana pasada.

Hombre numero dos: John, peruano.
Hace unos meses me cambiaron de departamento en la empresa, lo que supuso muchos cambios para mi... y nuevos compañeros. Uno de ellos es John.
Supe que le gustaba desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron.
Soy la más joven en la empresa, algo que todos saben a la perfección, pero algunos como John prefieren ignorar.
Tiene 45 años. No hace falta decir que podría ser mi padre.  Aunque es un hombre apuesto, no me atrae físicamente, pero si a nivel intelectual. Me encanta hablar con él, debatir y compartir impresiones. Solo que de ninguna manera le permitiría tocar mi cuerpo desnudo.
Salgo con él a menudo, y la gente nos mira algo desconcertada.
En una ocasión conversábamos sobre los matrimonios " de conveniencia ", esos en los que una chica joven y guapa se "enamora" de un viejo con buena situación económica.
Le expliqué mi punto de vista aclarándole que no me atraen los hombres mayores. Y para mi sorpresa, mi ataque de sinceridad no le hizo retirarse.
En esta semana he salido con él dos veces. Ayer quiso llevarme a un local  donde hay salsa en vivo. Me habría gustado ir, pero ya nos estamos viendo demasiado seguido, y no quiero dar lugar a ningún "malentendido".

El hombre número tres es Albert, dominicano.
Simplemente fascinante. 24 años, serio, trabajador, educado, inteligente y muy atractivo. Es perfecto, dirán ustedes y puede que lo sea, pero está casado.
Sin embargo congeniamos tan bien, que hemos quedado como amigos.

Hombre número cuatro: Fabio, ecuatoriano.
Salí con el por pura obligación, ya que le debía un favor a mi compañera de piso y no se le ocurrió una mejor forma de cobrármelo.
Es un buen chico, pero es más soso que una lechuga. Espero no tener que repetirlo nunca más.



Después de estas citas, que en parte fueron algo decepcionantes, decidí llamar al número uno (Jesús).
- Vaya! pensé que no querías saber de mi. Te he llamado mil veces y no sueles contestar. Y si lo haces...
- Sí, - le interrumpo - es que he estado algo...
-  ... ocupada- continua él- es lo que sueles decir.
Nos quedamos en silencio un instante.
- Me permitiré ser optimista y voy a pensar que tu  llamada es para aceptar vernos otra vez.

Al final de la noche quedaba ya claro lo que ambos deseábamos:
- Podríamos tomar una copa en mi casa. Preparo unos cócteles deliciosos.
- No tengo sexo en la primera cita- dije rápidamente.
- Suerte que esta es la segunda- susurró. Y me dio un beso muy suave.
Lo miré fijamente a los ojos.
- El  sábado iré a tu casa, así me demostrarás tus habilidades culinarias, y puede que pruebe uno de esos cócteles.
- No te arrepentirás- concluyó

El sábado en la mañana tuve que ir unas horas a la oficina. Estuve todo el tiempo pensando en ir o no a casa de Jesús. Al final me decidí, y llegué a su casa de lo más inocente.
Toqué el timbre y  un hombre sin camisa me abrió la puerta. Mi mirada se quedó clavada en su pecho y abdomen perfectamente definidos.

- Eres muy puntual- comentó




domingo, 22 de julio de 2012

Y EL PASADO ME PERSIGUE


Durante el tiempo que estuve de viaje conocí a algunos hombres interesantes.
En La Romana, República Dominicana, conocí a un hombre impresionante llamado Juan. A menudo fantaseaba con lavar mi ropa en su abdomen  perfectamente definido.(haha) Está tan bueno, que me temblaban las piernas al verlo.
Solo pasamos unos días juntos, pero eso lo hizo más emocionante, más intenso. Yo le cambié el nombre a León, porque siempre me miraba como si quisiera devorarme. Y así mismo era en la cama, salvaje.

En Dinamarca, encontré a Bastian.  Rubio, ojos claros, auténtico  hombre nórdico. Y tengo que decir que lo único frío era el clima, ya saben a qué me refiero....

 Regresar de mi viaje no ha sido nada fácil. porque volver a la rutina es decepcionante. Llevo aquí ya dos meses. y todo me parece igual.  Es como si el tiempo no hubiera pasado.


La semana pasada salí con los chicos. Ver a Liam otra vez no fue nada extraño (como yo pensaba). Solo tardó tres días en volver a insinuarse. Y sí, aún sigue casado...(hombres!)

Le dejé muy claro que solo  puedo ofrecer mi amistad, eso y nada más.
- Entre nosotros siempre quedará algo pendiente- dijo
- Entre nosotros nunca pasará nada- le expliqué.
Al instante se pudo apreciar el cambio en él. Frío, distante y algo arrogante.

No me importa, los hombres del pasado no me interesan.,, Bueno, lo cierto es que solo me interesa UNO.


sábado, 21 de julio de 2012

EN NADIE DEBES CREER

Cuanto tiempo ha pasado desde mi última publicación. Cuántas cosas me han pasado...pero al final, sigo siendo la misma.

 Si  ha habido cambios en mi vida, ninguno  ha sido significativo.

He cambiado de trabajo, de casa, he viajado intentando encontrarme a mí misma,  encontrar mi felicidad,  Y  aún así, sigo sintiéndome vacía. Sin tener la menor idea de como llenar ese espacio, que devora mi interior.

 Frank se fue del país, me escribió despidiéndose y jurando que "aún me ama y siempre me amará". No lo creo. No creo sus palabras y no creo en nadie.

Confianza. Esa es una de las cosas que he aprendido en estos meses.

Todas las personas en las que he confiado me han decepcionado. A la fuerza tuve que aprender que no debo creer en nadie, solo en mí.